Texto: SERGIO HERRERO

La provincia de Guadalajara es un saco interminable de tesoros. En la zona occidental de la Sierra Norte de Guadalajara nos encontramos con bosques, cantiles, cerros volcánicos… y edificaciones de estilo románico rural y de arquitectura “negra”, algo que se advierte más aún cuando se pisa este territorio, da lo mismo si la ruta se hace a pie o sobre cuatro ruedas.

5. Ventana en una vivienda de Campillo

Ventana de una vivienda de Campillo de Ranas.

Un primer ejemplo de la belleza natural de la zona es el Hayedo de Tejera Negra, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco junto a otros hayedos primarios de Europa. Desde su centro de interpretación en Cantalojas, el Parque Natural puede visitarse previa reserva a través de dos rutas, la de las Carretas, de 6 kilómetros, que pasa por La Carbonera, o por la senda del Robledal, de 17 kilómetros.

Un hayedo con robles y tejos

Es tal la frondosidad de este hayedo que dicen que adentro, más adentro en la espesura, hay zonas que nunca ha pisado el ser humano. Sentir eso invita a venerar esos rincones umbrosos y la vida del sotobosque, los olores que impregnan este aire tan puro, los sonidos de las rapaces colándose entre las hojas y los de nuestras propias pisadas crujiendo sobre la tierra. Siguiendo los senderos que han erosionado siglos de ganadería es fácil ver provocadoras setas junto a abedules, acebos, robles, pinos silvestres o tejos. Y es que no solo hay hayas en el parque natural.

Cascadas de las Chorreras de Despeñalagua

Chorreras de Despeñalagua.

En el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara la diversidad animal es enorme, y va desde el águila real y la perdicera hasta los corzos, garduñas, ginetas y gatos monteses. No es de extrañar que encontremos fósiles, pero la sorpresa es que son de origen marino. Es el recuerdo de hace millones de años, cuando la actual península fue una Antártida sumergida.

Junto a Segovia y Soria

El Hayedo de Tejera Negra se halla entre dos ríos en un entramado fluvial del macizo de Ayllón, que separa las cuencas del Tajo y el Duero. Estamos en tierras que marcan fronteras provinciales y de las dos Castillas. El Ocejón prácticamente es el límite de Guadalajara con Segovia y Soria, y en la misma sierra, hacia poniente, donde confluyen Segovia, Madrid y Guadalajara, nos encontramos con un bosque hermano: el Hayedo de Montejo.

El Pico Ocejón no es el más alto, pero sí el más significativo de la zona. Al estar prácticamente aislado se ve desde buena parte de la Sierra Norte de Guadalajara y organiza los pueblos de la Arquitectura Negra, que nos ofrecen dos formas de subir a la cumbre, desde Majaelrayo o desde Valverde de los Arroyos, en dirección a las Chorreras de Despeñalagua, una serie de cascadas de más de 100 metros de altura, que son fruto del deshielo.

Una arquitectura de pizarra

Modo de construcción

Muros levantados sin arquitectos ni albañiles.

Valverde de los Arroyos se disemina por la falda norte del Ocejón, camuflando su arquitectura negra entre el verde oscuro de la vegetación. La pizarra, presente en tejados y suelos, se mezcla en las paredes con cuarcita en lascas que encajaron con barro los propios habitantes de la zona, que las construyeron sin arquitectos ni albañiles. En las casas de este pueblo se atrevieron incluso a hacer balcones, con la estructura de madera.

Nunca hubo mucha densidad de población en estos pueblos, sólo pequeños grupos de ganaderos que formaban sus poblaciones en las zonas más abiertas de los valles, de modo que pudieran ganar espacio al bosque para el pasto. Su aislamiento ha sido tal que apenas sufrieron la Guerra Civil. Esta “lejanía” es lo que ha permitido la conservación de estos pueblos y sus tradiciones, algunas recogidas en el museo etnológico, y otras aún vivas: los bolos castellanos y la Octava del Corpus. Una fiesta esta última que se celebra en la plaza Mayor, con la iglesia de san Ildefonso y la fuente, que contribuyen a que este pueblo forme parte de la red de los pueblos más bonitos de España.

¡Que nadie se duerma!

6. Plaza en Majaelrayo

Plaza de Majaelrrayo.

En la ladera oeste del Ocejón, la piedra se oscurece y apenas encontramos construcciones que no sean de pura pizarra. La alcaldesa de Majaelrayo, Sonia Atienza, explica el desarrollo de las fiestas que se celebran la primera semana de septiembre: los Danzantes del Santo Niño. Es una celebración ancestral, en la que se tocan instrumentos. Junto a los danzantes, van los botargas, que durante la misa están pendientes de que nadie se duerma bajo el castigo de «comer sopas», una papilla de salvado que llevan en un cuerno de vaca colgado de la cintura y con la que restriegan al distraído.

Un pueblo como Campillo de Ranas se ha convertido en un lugar de alta concentración de matrimonios de todo tipo (religiosos y civiles, gays y heterosexuales, orientales y transatlánticos. El alcalde, Francisco Maroto, nos explica que vienen de Japón, Austria, Islandia… a celebrar bodas temáticas o tradicionales cada fin de semana, incluso en Nochevieja. Así que no dan abasto con las más de 200 camas repartidas entre los diferentes alojamientos de Campillo.

Otra Ciudad Encantada

7. Arco en la ciudad encantada

No sólo Cuenca tiene una «ciudad encantada».

Al sur, entre Almiruete y Tamajón, se encuentra la ermita de la Virgen de los Enebrales, muestra tardía del románico rural de Guadalajara, del siglo XVI, aunque ha sido posteriormente reformada. Con la puerta siempre abierta para el visitante, se erige en un lugar seguramente ya sagrado desde la prehistoria. A su lado se yergue una Ciudad Encantada que, como la de Cuenca, ha sido modelada por la naturaleza o más bien por las rocas calizas y el agua. El Ayuntamiento de Tamajón se sitúa en el antiguo palacio de los Mendoza, cuyo estilo renacentista resultaría avanzado, casi extraño para estos parajes, si no fuera porque los señores de la comarca, los Mendoza —y los cercanos Medinaceli, responsables del impresionante palacio precozmente renacentista de Cogolludo (1492)—, tenían parientes en Florencia.

Al abandonar el Ocejón no podemos dejar de visitar otra localidad, Campisábalos, que nos ofrece, entre otras cosas, el aire más limpio de España y el tercero del mundo. Y así debe ser si tenemos en cuenta la longevidad de sus habitantes. Severino es de Campisábalos y ejerce de guía de la Iglesia de San Bartolomé —del siglo XII— con la pasión de quien la ama por haber vivido allí casi un siglo. En el muro exterior de su Capilla del Caballero San Galindo encontramos el Mensuario con los trabajos del campo, un calendario agrícola de gran importancia artística.

Severino, un ”guía” local

8. Mensario en la iglesia de Campisábalos; a la derecha, el inicio con una escena de una justa

Mensuario de la Capilla del Caballero San Galindo.

Estamos en una iglesia cisterciense, despojada de iconografía; solo hay motivos geométricos cargados de simbolismo: en el muro junto a la entrada, una pequeña celosía traza una cruz del temple de 12 puntas y a su vez una estrella de David y un hexágono, muy relacionado también con los masones. Severino nos acompaña al sobrio interior y muestra cómo la iluminación del Cristo en el altar proyecta dos sombras a los lados, que serían el remedo de los ladrones crucificados junto a él.

Pero si queremos tener una idea cabal de lo que ofrece esta tierra castellana, hay que probar también su sabrosa gastronomía tradicional, en la que abundan productos de alta calidad, como las alcachofas, el cabrito y el lechazo, regadas, eso sí, con los buenos vinos de altura de la Finca Río Negro y la cerveza artesanal Arriaca.

Escrito por Pilar Ortega

Nací en Madrid un 8 de marzo y prácticamente desde entonces tengo un libro entre las manos. Me licencié en Periodismo y mi trayectoria profesional se ha desarrollado fundamentalmente en las secciones de Cultura de “El Mundo”, “La Razón” y “Ya”. Soy autora de varias guías publicadas por la editorial Anaya Touring que me llevaron a sumergirme en países tan interesantes como Ecuador, Bolivia o Costa Rica. Colaboro como “freelance" con diversas publicaciones: MUJERHOY, AIRCREWLIFESTYLE, HOLA VIAJES, SMQ, ETHERIA MAGAZINE, TOP VIAJES, LECTURAS SUMERGIDAS, ACTUAL GASTRO... También he puesto en marcha un proyecto editorial que enlaza los viajes con la literatura.

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