La pizza ya tiene la categoría de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Bueno, concretamente el arte de los pizzeros de Nápoles, que es distinto, porque no todas las pizzas son iguales. Ha prosperado la candidatura presentada por Italia ante la Unesco y la decisión es firme desde el jueves 7 de diciembre tras aprobarse este reconocimiento en la isla surcoreana de Jeju. Una propuesta que llegó con casi dos millones de firmas y apoyos de ciudadanos, instituciones, empresas y representantes de la sociedad civil de más de 90 países que se adhirieron a la petición para obtener dicho reconocimiento.

En la actualidad, existen unos 3.000 ‘pizzaiuoli’ en Nápoles, por lo que la Unesco propone divulgar su conocimiento para que los jóvenes puedan heredar el trabajo de los maestros. Es todo un arte, reconoce la Unesco, porque se necesita una habilidad especial para hacer la masa y hornearla, a pesar de que «a priori» los elementos con los que hay que trabajar son muy sencillos: agua, harina, levadura y sal.

Lo que está claro es que la pizza es un producto que lleva el nombre de Italia por todo el mundo, una especialidad que nació hace casi tres siglos en Nápoles y que ha conseguido conquistar a propios y extraños. Tanto es así que las estadísticas dicen que el 20% de los restaurantes del mundo son pizzerías, que sólo en Italia hay 63.000, y que en Estados Unidos existen 66.000.

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De izquierda a derecha, Verónica Molinari, el embajador de Italia Stefanno Sannino, Jesús Marquina, del restaurante Kilómetros de Pizza, y el napolitano Fabio Cristiano.

Mientras llegaba el veredicto y, para ir abriendo boca, se celebró en Madrid, durante los últimos días de noviembre, la II Semana de la Cocina Italiana. Uno de los actos centrales estuvo dedicado, precisamente, al “Arte dei pizzaiuoli napoletani”, con el objetivo de divulgar la candidatura como Patrimonio de la Humanidad. En el restaurante madrileño Kilómetros de pizza, el embajador de Italia, Stefano Sannino, se rindió ante el buen hacer del pizzero napolitano Fabio Cristiano y del español Jesús Marquina, conocido como Marquinetti y cinco veces campeón del mundo en el arte de la pizza.

Cuando, hace aproximadamente un año, se propuso la candidatura ante la Unesco, los napolitanos lo celebraron con una pizza gigante con la palabra Unesco y dicen que Estados Unidos tuvo la tentación de presentar la candidatura de la “pizza estilo americano”.

Finalmente, la Unesco ha otorgado a la pizza napolitana la categoría de Patrimonio de la Humanidad, y se une así a la dieta mediterránea como uno de los reconocimientos vinculados a productos alimenticios.

5.000 millones de pizzas al año en el mundo

En Italia, hay aproximadamente 100.000 trabajadores ligados al mundo de la pizza, a los que hay que añadir otros 50.000 los fines de semana, un negocio que genera un beneficio anual de 10.000 millones de euros. De hecho, los hornos del país transalpino sacan a diario 5 millones de pizzas. Sin embargo, son los estadounidenses los mayores consumidores del mundo, con una media de 13 kilos por persona y año, casi el doble del de los italianos, con 7,6 kilos. Y en el mundo, cada año se venden más de 5.000 millones de pizzas, es decir, casi 14 millones de pizzas por día o 158 pizzas por segundo.

Con este título otorgado por la Unesco, el Gobierno italiano también pretende poner en valor la historia colectiva que se esconde detrás de la pizza. Se trata de una tradición centenaria que comenzó en Nápoles en el siglo XVIII. Dicen que cuando Alejandro Dumas visitó Nápoles en 1835, se convirtió en un entusiasta de este producto “pobre y sublime”, que hoy se ha convertido en un plato universal.

Un plato universal

En el documento que se elaboró para presentar la candidatura, se atribuía a la pizza un valor que trasciende de lejos su sabor, debido a su “función de rescate social, como elemento de identidad de un pueblo, no sólo de los napolitanos, sino de toda Italia”.

Con este reconocimiento, la pizza pasa a reforzar la presencia de Italia en las listas de la Unesco. Se trata del país con mayor número de espacios, un total de 54, considerados Patrimonio de la Humanidad, seguido de China y España.

Escrito por Pilar Ortega

Nací en Madrid un 8 de marzo y prácticamente desde entonces tengo un libro entre las manos. Me licencié en Periodismo y mi trayectoria profesional se ha desarrollado fundamentalmente en las secciones de Cultura de “El Mundo”, “La Razón” y “Ya”. Soy autora de varias guías publicadas por la editorial Anaya Touring que me llevaron a sumergirme en países tan interesantes como Ecuador, Bolivia o Costa Rica. Colaboro como “freelance" con diversas publicaciones: MUJERHOY, AIRCREWLIFESTYLE, HOLA VIAJES, SMQ, ETHERIA MAGAZINE, TOP VIAJES, LECTURAS SUMERGIDAS, ACTUAL GASTRO... También he puesto en marcha un proyecto editorial que enlaza los viajes con la literatura.

3 Comentarios

  1. Justo hace un año visitaba Nápoles. No soy de pizza pero en esta increíble ciudad se me cayeron todos los tópicos. Por eso digo ¡Sí a la pizza (si puede ser auténtica italiana) como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad,

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    1. Humilde y sublime al mismo tiempo. Pocos productos forman parte, como la pizza, del patrimonio cultural y gastronómico del mundo.

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  2. […] a través de La pizza… todo empezó en Nápoles — Viajes y Nombres […]

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